En el valle todo es más fácil y posible. ¿Vos sos malo o sos bueno?, soy malo, muy malo. ¿Y quiénes son los buenos? No existen los buenos. Existen los malos honestos, que no son hipócritas y te vuelcan su maldad en la cara. ¿De verdad creés eso? No sé. Puede ser. No te creo. Yo tampoco sé. Yo si, yo no. Y ahora te pregunto. ¿Quién pregunta? Yo te pregunto. ¿Y quién sos vos?, ¿sos el fundamentalista de lo malo o el curioso? Yo. Punto. Mirá que venir a tener esta conversación de boludos. Si la bondad no existe, ¿quién hace el bien? Y si quien hace el bien siente un malvado placer al hacer el bien, ¿dónde está el bien? No lo sé, tal vez esté solamente en los malos que no le temen a nada y al menos tienen la nobleza de tolerar el deseo y el placer de mentirte para decirte la verdad. Sólo por ellos mismos, por orgullo o por su respeto a Dios. Uno interior, de los que no castiga. Puede ser.