- Contame che, si no te molesta la pregunta, estoy medio preocupado con el tema de la guita, ¿Vos cuánto estás ganando?
- ¿Cuánto gano?
- Si, cuánto ganás.
- Interesante pregunta. – Dijo Julio tomando de pronto una especie de atmósfera risueña, superadora o misteriosa. Yo no podría medir cuánto gano. Gano por ejemplo cuando me río mucho. Gano tal vez cuando una lectura profunda me guía tal vez por un camino introspectivo hacia mi propio espíritu.
- ¿Podés ser tan rompebolas?, ¿Cuánta PLATA ganás?
- Ah, ¿estás hablando de dinero? Disculpame, es que tu pregunta me resultó tan amplia y ambigua.
- Bueno, no me vas a responder.
- Entonces para vos el término “ganar” en la vida se reduce al dinero. Es lo único que te interesa, cerdo asqueroso. Y encima cuantificás la cantidad que uno “gana”.
- A veces siento que te odio.
- Mira, voy a buscar en el diccionario – Dijo Julio y tomó un viejo Kapelusz que estaba sobre la mesa – Ganar: Conseguir una cosa tras mantener un enfrentamiento, disputa o competencia con otra persona. Ganar: Llegar al lugar que se intenta alcanzar. Ah, qué romántica esa definición. ¿Está claro ahora?
- Bueno, solamente porque no tengo ganas de discutir estas cosas con vos, te pregunto de nuevo. ¿Podrías decirme el monto de tu salario?, la retribución mensual por tu trabajo.
- Eso no te lo puedo decir.
- ¿Por qué?
- Porque es una información completamente privada. A veces parecería que no entendés de códigos sociales de comportamiento. Es una pregunta que no se hace, como preguntarle la edad a una vieja.
- ¿Me vas a decir que justamente vos no le preguntarías la edad a una vieja?
- Yo lo hago pero desde un punto de vista analítico, con intereses científicos, entenderás. No como vos que lo hacés con desesperación y cara de amargado, buscando en definitiva compararte conmigo para saber quién la tiene más larga, con tu machismo prehistórico y agresivo.
- No sé si me das bronca o lástima. Me voy a lo de mis viejos que hoy hacemos un asado, ¿venís?
- Te agradezco, sos dulce en el fondo. Hoy tengo pensado avanzar con unos estudios importantísimos.
- Dios mío. Hasta luego.